Agrupaciones míticas: El Brujo

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Dos primeros premios consecutivos conseguían realzar a Antonio Martínez Ares en la cúspide de la modalidad y del carnaval de Cádiz, 'Los miserables' y 'La ventolera' fueron un auténtico puñetazo encima de la mesa, una declaración de intenciones que el niño del barrio Santamaría supondría un antes y un después en la fiesta. El Brujo sería su tercer asalto al premio.

Antonio consiguió nuevamente enganchar a una juventud dormida, que no tenía un especial apego por la forma clásica en la que la modalidad de comparsa venía haciendo carnaval. Un nivel altísimo sin embargo, pero que no tenía el suficiente tirón entre la gente más joven.

Corría el año 1995, y por entonces se cumplía el 20º aniversario de la muerte del creador de la comparsa, Paco Alba. Martínez Ares decidió hacerle un homenaje con un juego de letras, 'El brujo' sería su comparsa, mote por el que se conocía al autor conileño.

El grupo permanecía intacto un año más, con voces de campanillas como Fernandi, Carli  Brihuega o Chupa y venía a intentar conseguir algo inédito para el autor, alcanzar el tercero consecutivo. Desde que se abrieron cortinas el público ya jaleaba con un esperanzador 'vamos por otro'.

Índice
  1. Coplas de compromiso social
  2. Santamaría, el dolor del poeta
  3. La mejor forma de conocer Cádiz
  4. Artículos relacionados
  5. Un año polémico
  6. El apogeo de unas voces míticas

Coplas de compromiso social

El brujo conectó con el público como un quinceañero ante su primer amor, Martínez Ares mantenía viva la llama del talento innato como un volcán en erupción y los pasodobles trajeron un compromiso enorme, una reivindicación a bombo y garganta de las verdades de la tierra, como aquel dedicado a Manolo, un carnicero de Cádiz que enviaba huesos en contendores para los niños de África en lugar de carne.

Santamaría, el dolor del poeta

El barrio Santamaría, lugar donde vio nacer al poeta se moría allá por el año 1995. La heroína y el paro se transformaban en un cáncer que avanzaba irreversible, una droga que mató las ilusiones de toda una generación al completo, un barrio que sobrevivía a durísimas penas y que rezaba cada viernes a su Nazareno, esperando un milagro que le hiciera salir de la pesadilla.

Antonio, hizo una radiografía de su barrio en este pasodoble, cruel, áspero y duro... pero real como la vida misma.

La mejor forma de conocer Cádiz

Para un foráneo, la mejor forma de conocer Cádiz es a través de los popurrís de Martínez Ares. Una obra literaria fantástica, de ocho minutos de duración en el que podemos cerrar los ojos e imaginar la radiografía del poeta, como una gaviota curiosa entre nidos de callejuelas, serpenteando traviesos por sus plazas, calles y playas.

Para un gaditano en el exilio es una joya que guardar, un olor a salitre al que acudir para no olvidar el olor de aquella encrucijada geográfica entre murallas y mar.


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Un año polémico

Aquel año, la comparsa de Martínez Ares estuvo para muchos en las quinielas para conseguir su tercer primer premio consecutivo, pero fue finalmente la comparsa Charrúas, de Joaquín Quiñones quien se alzara con el máximo galardon, relegando a un segundo puesto al Brujo.

No obstante, en el jurado hubo una gran polémica a raíz de las puntuaciones que acabaron desviariando un poco la realidad, como contó Rafael Pastrana en este artículo que realizamos.

El apogeo de unas voces míticas

Analizando comparsas y agrupaciones posteriores seguramente 1995 traiga un mensaje nostálgico, podemos ver al Chupa como nunca, en su máximo esplendor, como la del contraalto que eclipsó los años 90 con sus tonos imposibles.

Carli también alcanza aquí su madurez vocal en las octavillas y consigue formar un tándem de voces que no volvieron a juntarse al unísono de una manera tan celestial, sí, lo hicieron con Tino Tovar en Los Perfumistas, pero aquello no fue ni la mitad de lo que supuso estas actuaciones.

El mejor grupo con las mejores voces, así podíamos catalogar a la comparsa de Martínez Ares en estos años míticos de pasodobles inolvidables y voces prodigiosas.

Tras ese año, en el verano, surgiría una de las primeras grietas, no estaría Rafael 'el mejicano', tampoco lo haría 'El chupa', que tomó otro camino y nunca más volvió con Martínez Ares en los años que el poeta permaneció sobre las tablas. Fali Vila entraría para contratos, y un jovencito Paco Catalán asomaba por una punta jurado en algún evento, comenzaría otro ciclo, diferente a este, pero eso ya es otra historia.

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