Historia del Carnaval de Cádiz, un viaje a través de los siglos
El Carnaval de Cádiz, declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional, ostenta el orgullo de ser uno de los carnavales más famosos y queridos del mundo. Su historia, rica y fascinante, se remonta a siglos atrás, entrelazando tradiciones, culturas y momentos históricos que han dado forma a la fiesta tal y como la conocemos hoy en día.
- ¿Dónde comienza la historia del Carnaval de Cádiz?
- 'Las viejas ricas' recorren Las Américas
- La edad de oro del Carnaval (1882 a 1912 y de 1925 a 1936)
- Las Fiestas Típicas: Una alternativa al Carnaval prohibido (1948-1976)
- El resurgimiento del Carnaval, un punto de inflexión en la historia del Carnaval de Cádiz
- Historia del Carnaval de Cádiz en la actualidad: Una fiesta viva y en constante evolución
- La historia del Carnaval de Cádiz, un legado cultural invaluable
Si bien es imposible precisar una fecha exacta para el origen del Carnaval de Cádiz, los estudiosos apuntan a sus posibles ancestros en las celebraciones paganas de la antigua Grecia y Roma. Las saturnales, en honor al dios Saturno, y las lupercales, dedicadas al dios Pan, compartían elementos como el uso de disfraces, el desenfreno y la crítica social, características que, sin duda, han trascendido en el tiempo.
La influencia italiana, especialmente genovesa, fue determinante en la configuración del Carnaval gaditano. A partir del siglo XV, con la llegada de comerciantes italianos a la ciudad, se incorporaron elementos como las comparsas, los bailes de máscaras y la sátira mordaz, conformando así una identidad propia para la fiesta gaditana.
En base a la tradición católica, el término 'Carnaval' proviene del italiano "carne-levare", cuyo significado sería 'abandonar la carne'. Algo que se realiza durante el periodo de la Cuaresma de manera obligatoria. El Carnaval sería entonces un periodo anterior a esa abstinencia, cuyo comienzo sería el Miércoles de Ceniza y acabaría una vez finalizada la Semana Santa.
La noticia más antigua que se tiene conocimiento sobre esta fiesta data de 1591, apareciendo en 'Historia de la Ciudad de Cádiz', de Agustín de Horozco.
Horozco relata, que durante las Calestolendas se lanzaban o arrancaban flores de las retamas del Campo de la Jara (actual plaza de San Antonio), a modo de divertimento.
La explosión y expansión de la historia del Carnaval de Cádiz se daría gracias al traslado de la Casa de Contratación de Indias desde Sevilla hasta Cádiz en el año 1717. Aquí, el Carnaval tomaría esas influencias de otras ciudades como Génova o Venecia debido a los numerosos comerciantes italianos que llegaron a la ciudad.
Aquí, seguramente se tomarían todas esos 'utensilios' que hemos visto hasta hoy día, como las máscaras, el confeti (o papelillos), las serpentinas...
Desde entonces, la historia del Carnaval de Cádiz sufrió las primeras represiones por parte de la Corona. Es en el año 1862, con el alcalde, Juan Valverde, cuando el Ayuntamiento de Cádiz decide correr con los gastos de la organización de la fiesta: fuegos artificiales, bailes, eventos...pasando a ser una fiesta municipal.
'Las viejas ricas' recorren Las Américas
Una de las primeras agrupaciones mediáticas de la historia del Carnaval de Cádiz fueron 'Las viejas Ricas', que salieron hacia Las Américas en 1884, repitiendo de 1885 hasta 1888 con el mismo tipo.
Ya por entonces cantaban que Cádiz era de plata, pero también en su repertorio había críticas a la falta de industrialización y crisis del comercio.
Iban cambiando repertorio en base a los contratos y actuaciones que salían por España, donde actuaron en ciudades como Barcelona, Jaén, Sevilla, Málaga o Jerez. También les salieron imitadores y competidores.
Actuaron más allá del charco en Montevideo y Buenos Aires en torno a 1889, teniendo un rotundo éxito y considerando los locales todo lo carnavalesco como 'Vieja Rica', según relataban periódicos de la época como 'El Imparcial'.
En 1908, una modesta compañía de teatro y zarzuela de Cádiz no había podido convocar suficiente público durante sus actuaciones y se quedó varada económicamente en Montevideo, o también pudo ser estafada.
Ante esto, el grupo decidió cantar carnavales por las calles y plazas de la ciudad, para recuperar parte de la inversión y poder regresar a Cádiz.
Otra de las versiones de esta historia, es que pudiese llegar a través de la extensa gira de la llamada 'La auténtica murga gaditana', que desde principios del siglo XX recorrió ciudades de Méjico y La Habana según recogen periódicos de 1907.
De cualquiera de estas dos versiones, posteriormente sacaría el director Antonio Garín una parodia llamada 'La gaditana que se va', instaurando sin saberlo las bases para el Carnaval Uruguayo.
Los primeros años del siglo XX, están marcados por unos profundos cambios sociales: Luchas obreras, cambios políticos, el sindicalismo revolucionario, las huelgas... todos esos vaivenes y esa rebeldía marcarían los repertorios de las agrupaciones.
Viviremos años de censura, con coplas politizadas y de grandes éxitos fuera de Cádiz.
Tras la muerte del Antornio Rodríguez 'El Tío de la Tiza', en 1912, su heredero en calidad musical, letra y producción sería Manuel López Cañamaque, componente de las agrupaciones de Antonio Rodríguez y con un gran talento literario.
Cañamaque contribuyó a todas las modalidades del carnaval que había por entonces: el coro, la murga, la chirigota, los tríos y los cuartetos.
Los coros pasaron a pie o en carroza, y el humor en la chirigota, que quedará marcado por las directrices de Cañamaque.
El periodo franquista supuso un duro golpe para el Carnaval de Cádiz, considerado por las autoridades como una fiesta subversiva y peligrosa.
En 1937, el Carnaval fue oficialmente prohibido, sumiendo a la ciudad en una profunda tristeza. Sin embargo, el ingenio y la pasión del pueblo gaditano no se doblegaron ante la censura.
A pesar de la prohibición, el Carnaval siguió celebrándose de forma clandestina en peñas, reuniones privadas y patios de vecinos. Los gaditanos cantaban coplas satíricas criticando al régimen en la intimidad, como en casa del corista José Macías Retes, manteniendo viva la llama del Carnaval a la espera de tiempos mejores.
El nacimiento de las Fiestas Típicas
La explosión de un polvorín de la Armada, en 1947 marcó una tragedia en la ciudad. En 1948, el gobernador civil, Rodríguez de Varcárcel autorizó la Fiesta de los Coros después de escuchar la antología de tangos añejos del coro 'La piñata gaditana' en la Velada de los Ángeles.
Las autoridades franquistas, buscando apaciguar el malestar popular y dinamizar la economía local, decidieron autorizar una alternativa al Carnaval: las Fiestas Típicas.
Estas fiestas, celebradas en el mes de mayo, pretendían ser una versión más "familiar" y "descafeinada" del Carnaval, despojada de su crítica social y transgresora.
Las Fiestas Típicas incluían casetas, desfiles, concursos y otras actividades festivas. Sin embargo, carecían de la esencia del Carnaval gaditano: la sátira mordaz, el ingenio y la crítica social. Las coplas se veían sometidas a una estricta censura, y las agrupaciones carnavalescas se veían obligadas a autocensurarse para evitar represalias.
Aunque no fueron el Carnaval que Cádiz anhelaba, sirvieron como un puente entre el Carnaval prohibido de la República y el resurgimiento carnavalesco de la Transición.
Tras la muerte del dictador Franco en 1975, el Carnaval de Cádiz experimentó un resurgimiento sin precedentes. La censura se disipó, las agrupaciones carnavalescas recuperaron su libertad creativa y las calles se llenaron de nuevo de sátira, ingenio y crítica social.
En febrero de 1979 se celebra el primer carnaval democrático que organizó el Ayuntamiento de Cádiz, un carnaval en libertad donde destacaron 'Los dedócratas', como los recuperadores del coro.
Durante 1978, se celebró el entierro de las Fiestas Típicas Gaditanas organizado por el coro 'La Guillotina'.
A partir del 79, se fomentó nuevamente la participación popular y la recuperación de la calle. Se reforzó la Cabalgata Magna y se consolidó la Cabalgata del Humor. Se colocaron tablaos y escenarios en los diferentes barrios y se recuperó la figura del Pregón del Carnaval como método de difusión.
El concurso (COAC) se reglamenta, creando un Jurado Oficial, un congreso del Carnaval y la entrega de Antifaces de Oro.
En 1982, se unifican las categorías provinciales y locales y se presentan más de cien agrupaciones. Se multiplican las peñas y se organizan multitud de fiestas gastronómicas como la Erizada, Ostionada, Pestiñada...
La repercusión sube como la espuma, cuando a partir de 1990 entra la televisión, con Canal Sur y RTVE retransmitiendo la Gran Final de forma completa.
En la actualidad, el Carnaval de Cádiz goza de una salud envidiable. Declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1980, atrae a miles de visitantes cada año, ansiosos por presenciar las ingeniosas coplas, los disfraces originales y el ambiente festivo que inunda las calles de la ciudad.
El Carnaval de Cádiz es considerado también Bien de Interés Cultural y obtuvo la Capitalidad Iberoamericana del Carnaval 2019-2020.
Ahora, también se está peleando por que el Carnaval de Cádiz sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El Carnaval de Cádiz es más que una simple fiesta; es un legado cultural invaluable que forma parte del ADN de la ciudad. Su historia, sus tradiciones y sus expresiones artísticas lo convierten en un referente único a nivel nacional e internacional.
El éxito del Carnaval de Cádiz radica en su esencia única. La sátira mordaz, el ingenio y la crítica social son sus señas de identidad, elementos que le permiten conectar con el público a través del humor y la reflexión. Las agrupaciones carnavalescas, con su talento y creatividad, son las encargadas de dar vida a esta crítica social, poniendo el foco sobre los temas de actualidad de una manera ingeniosa y divertida.